Visión |Alexei Bueno: Acercando las imágenes del pasado al momento del poema

2022-08-12 10:26:30 By : Ms. Rebecca Xue

Finalmente, llega a Portugal la obra poética de Alexei Bueno, un poeta, ensayista, traductor y editor brasileño que necesita ser conocido como una de las voces más poderosas de la poesía brasileña contemporánea.Esta antología, Desaparições, publicada por la nueva editorial Exclamação, con sede en Oporto, fue cuidadosamente organizada y prologada por el prof.Arnaldo Saraiva, recogiendo su poesía de su primera obra, publicada en 1984 en Brasil, titulada As Escadas da Torre.También aquí están los Poemas Griegos, Libro de Haiku, La Descomposición de Johann Sebastian Bach, Lucernaire, El Camino Estrecho, La Juventud de los Dioses, En Sueños, Los Resistentes, El Árbol Seco, Las Desapariciones (dando título a esta antología) y Anamnese, el último libro, publicado en 2016. Ivan Junqueira, agudo crítico brasileño.saludó su surgimiento como deudor de una tradición helénica y heredero de la tradición simbolista, cuando se publicaron sus primeras obras.Si bien nunca renunció a estas marcas estéticas que siempre han estado presentes en su obra, fueron, sin embargo, cediendo su espacio a una matriz vigorosa en la que la filosofía y la metafísica dialogan con temas cotidianos, en consonancia con la formalidad refinada de su poética.Como señala Arnaldo Saraiva, desde el comienzo (p. 11), Alexei Bueno revela un dominio asombroso de formas poéticas como la oda, el rondó, el epitafio, el uso de los más diversos tipos de estrofas, desde el pareado hasta el la forma octava, jugando con una métrica versátil y prolija, lo que nos deja clara su fuerza poética, que no es sólo (y meramente) formal.La forma en que concilia ágilmente su rico vocabulario con su capacidad reflexiva, retomando la tradición filosófica y entrelazándola con la poesía, son aspectos medulares que encarnan su escritura y dan a sus poemas discursivos una arquitectura intachable, que aparece.Y lo más extraordinario es que ya aparece claramente en los primeros poemas, como es el caso de los poemas “Suma”, “Egogonia” y “Babilónia”.Lea en “Egogonia”: “Allí está todo escrito.Leo la muerte/ Del horror en el gran torcer del viento./ Hasta que la caída sin causa y su corte/ Vuelva a la vida, y bajo el soplo/ De la unidad perdida, y bajo la fuerte/ Voz del comienzo final, en movimiento / Formas en una, libres de no, / ¡Las almas, como hojas, bailarán!”(pág. 40).Por ejemplo, “La descomposición de Johann Sebastian Bach” de 1989 es un conjunto notable para un poeta tan joven (26 años en ese momento).Sus versos más libres son reflexivos y vibrantes, evocando a Píndaro oa Álvaro de Campos, o incluso a Walt Whitman.Del mismo modo, sus odas (de “A Via Estreita”) constituyen una poesía exaltadora cuyo ritmo vertiginoso nos arrastra: “Escucha y comprende: todo es ropa./ Sin las máscaras y los mantos, estamos quietos, intactos./ Sin el alba y el cristal, queda lo que no tiene nombre, / Sin los seres amados y los perros, el laberinto y el follaje, es / el momento / Que nos limita, nuestra eterna cadena, nuestro glorioso escudo. / / Todo es ropa, nuestro rostro, nuestro nombre,/Todo es prenda, la mano de la madre en las mañanas, el ascensor parado,/Todo es prenda (…)” (p. 85).Conocido también por sus posiciones controvertidas, en su obra Uma História da Poesia Brasileira, Alexei Bueno pone el dedo en la llaga y defiende valientemente su punto de vista frente a cierta visión estereotipada de la poesía brasileña contemporánea.Su poesía deriva naturalmente de esta postura, que se centra en la exploración de los efectos del lenguaje, en cuanto a su energía semántica y simbólica, así como sus efectos rítmicos, ignorando las sospechas que los herederos del concretismo arrojan sobre buena parte de la Tradición poética brasileña y recuperación de lo dejado por el concretismo.Lo que le importa es la búsqueda de un vínculo entre lo antiguo y lo moderno, identificable desde los primeros libros, en plena asunción de la condición de inmemorialidad o atemporalidad de la poesía.Si la modernidad configuró una ruptura con la tradición, la lucidez del poeta moderno no puede, sin embargo, quedar rehén de esta condición, reivindicando ejemplarmente una transtemporalidad en su poética.Al honrar a poetas como Horacio, Catulo, Camões, Tasso, los incorpora en su poesía como sus contemporáneos.Se trata pues de trabajar con el lenguaje como herencia, incorporando las voces del pasado a la poesía actual como una forma (feliz) de traerlas al presente, glorificando el momento.Para Alexei Bueno, el tiempo es una dimensión absolutamente crucial.Vuelve incansable a él, para hablarnos de la anhelada eternidad: “El instante, el instante glorioso, el instante eterno/ en que fuimos, y siendo, nos clavamos en la eternidad/ del ser,/ En el momento del ser, en el ser ahora!”.Si el Tiempo, como dice el poeta, aludiendo a la figura mitológica de Cronos, es parricida del ser, entonces, como nos dice, en la “Oda III”, “Pasamos ajenos al lado del único tesoro absoluto,/ El instante , el instante glorioso , el instante eterno / en que fuimos, y siendo, nos clavamos en la eternidad del ser, / en el tiempo del ser, en el ser ahora!"(pág. 84).La presencia de la muerte también es constante, pero, como el tiempo, está asociada a la vida.En “Oda III”, la muerte se muestra en los rostros de la multitud y el tono aquí es muy cercano a cierta mirada alegórica, reconocible, por ejemplo, en Baudelaire o incluso en Eliot: “Y cuando, sin rostros ni nombres, en algún recuerdo/humano, pasar/En medio de las calles, entre el mediodía febril/¿Quién podría reconocerlos como fantasmas muertos, sonrientes/En medio de la multitud distraída?”(pág. 88).Estos muertos, para el poeta, son los vivos, “Resucitados, perfectos, los muertos que se despojaron de toda memoria/ Marchan ahora por las calles, con los mismos rostros y otros nombres,/ con los mismos nombres quizás y otros rostros”. (pág. 88).Condición infernal, como lo fue en Pascal y Baudelaire (recuerdo especialmente el poema de Baudelaire “Les sept veillards”), la repetición es la presentación de la muerte, en sus varios sentidos.En sus últimos libros, Árvore Seca (2006), Desaparições (2009) y Anamnese (2016), Alexei Bueno retoma formas fijas, en lo que respecta al juego de estrofas y rimas.Si la radicalización de la violencia ya se dejaba sentir en su obra Os resistentes, se acentúa en obras posteriores, como en el poema “La mort des pauvres”, cuyo sarcasmo es una cuchilla cortante que recorre todo el poema para terminar así: “ Bom é die quebrado, endeudado,/ gas y luz cortada, el nombre asqueroso/ En la plaza, todo crédito negado (…)” (p. 136).O en el poema “Las desapariciones”, donde se dice: “Nuestra vida es sólo el sueño / Del Dios que duerme”.(pág. 140).El poeta habla de la vida como una ilusión o una fantasmagoría, la que viven los vivos, “Los vivos / Viven la muerte del sueño / del Dios dormido (…)” (Ibíd.).En este poema, como en otros, despertar equivale a ser consciente de que todo es sólo una ilusión, un sueño de un Dios dormido, en el reconocimiento de una alienación humana que tiene la medida del saber de Calderón de la Barca, cuando dice que “La Vida es Sueño”.Es una visión desencantada, ácida y melancólica que atraviesa “Como Desapariciones”, presentándose como una “confirmación”: “Ser fragmento, ser fragmento, ser cuerda / Eso no está atado a nada, el eslabón roto , / el caudal puro , el río sin sentido” (p. 143).O nuevamente en el poema “Anamnesis”, donde se dice: “No intentes atravesar el espejo, / no hay nada detrás y nada en él”.(pág. 161).Para Alexei Bueno, es la poesía que aún nos garantiza un lugar seguro en la noche, ese abrazo materno ancestral: “Te amo, Noche, más vieja que los dioses,/…// Porque en ti siento, negra madre, y no en los dioses/ Otros diurnos, que la verdad existe,/ Y que en su rostro, como el tuyo velado,/ No moriré.”(pág. 52).Como dice el poeta en el asombroso poema “Poesia” (p. 77), la poesía “nunca nos traiciona, / Nunca nos deja ir”, hace de nuestra pobreza y del “barro / Del alma” una “llama / que la noche comprende ”, nunca nos miente y “mira de frente/ Gloria o desgracia.// Y cuando la Muerte/ nos pisa, suave,/ Dice, fuerte:/ ¡Levántate y anda!”.Y como la poesía es un antídoto luminoso de todo lo que nos da la vida, la muerte y el dolor, el sufrimiento, nos ofrece el milagro de la resurrección, exorcizando la muerte y sus múltiples manifestaciones y apariciones, la sacude y la metamorfosea en vida eterna, en celebración de “el momento, en su gloria, el eterno momento”.De lo contrario no sabríamos fingir la muerte.JL